viernes, 25 de enero de 2008

Pymes reciben apoyo para prácticas de RSE

Para incentivar a las empresas a desarrollar prácticas de responsabilidad social empresarial (RSE), el Fondo de Conservación Vial (FOVIAL) presentó ayer las memorias de sostenibilidad que surgieron tras una consultoría coordinada por la Fundación Empresarial para la Acción Social (FUNDEMAS) que apoya este tipo de actividades en el país.

Las memorias de sostenibilidad de estas 10 pequeñas y medianas empresas (pymes) fue el último paso para implementar la responsabilidad social.

Durante el evento se detalló el consolidado de estas memorias, titulado: “Construyendo responsablemente”. Este documento es un testimonio del esfuerzo que han puesto las empresas para poner a prueba su capacidad de replantearse sus operaciones cotidianas, obteniendo resultados positivos en la implementación y sostenibilidad de una estrategia de RSE.

Las prácticas de RSE dentro de las pymes, que han participado y ganado licitaciones del FOVIAL, dio como resultado que en noviembre de 2006 FUNDEMAS y la entidad gubernamental firmarán un convenio de colaboración interinstitucional para fomentar estas prácticas dentro del sector responsable de la conservación vial.

Las pymes que dieron continuidad la consultoría se capacitaron en las áreas de gobernabilidad, público interno, mercadeo responsable, medio ambiente, comunidad, proveedores y política pública.

El FOVIAL se convirtió así en la primera institución gubernamental pionera en implementar un programa de RSE con sus proveedores, en el que destacan las pymes participaron en la consultoría de RSE. El hecho cobra significado, ya que FOVIAL es una institución que subcontrata o terceriza el 99% de sus actividades.

Además, como un valor agregado a la consultoría, estas empresas salvadoreñas también completaron los indicadores sobre RSE de FUNDEMAS.

La planificación de la consultoría es parte de un convenio que FUNDEMAS suscribió con organismos internacionales para apoyar la responsabilidad social, y se aplica en otros países como Chile, Brasil y Perú.
Fuente: La Prensa Gráfica

Nota: El texto citado en el presente blog, fue extraído de un Medio de Comunicación de libre acceso en Chile y NO REPRESENTA necesariamente la opinión de Amnistía Internacional.

martes, 22 de enero de 2008

Firmas socialmente responsables

Las compañías no sólo deben trabajar para ofrecer productos de la mejor calidad, con un precio razonable en el mercado, también deben preocuparse por sus trabajadores y sus familias, así como por la sociedad y el ambiente

Existen muchas definiciones de lo que significa el término de responsabilidad social empresarial (RSE), pero para Felipe González y González, presidente del Centro de Estudios para la Gobernabilidad Institucional (CEGI) y profesor del Área de Entorno Político y Social del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE) la RSE está en todo lo que hacen las compañías.


La RSE se da en dos sentidos: las empresas deben trabajar para ofrecer productos de la mejor calidad, con el precio más bajo para el mercado y, por otro lado, preocuparse por sus trabajadores y luego por la sociedad.


Como ejemplo menciona a los medios de comunicación, que para él tienen una responsabilidad social semejante a la de los profesores, de informar a un mayor número de personas y contribuir a elevar el nivel cultural e intelectual de los ciudadanos de un país.


Los medios tienen la capacidad de promover ideas y personas, lo que trae como consecuencia una aceptación o no en la sociedad.


En muchos sentidos son espejo de esa sociedad, aunque hay a quienes no les gusta verse reflejados y quisieran ponerlo todo de una forma agradable.


En el caso del programa de televisión Big Brother, el académico dice que este “dio carta de naturalidad a ciertas expresiones” que hoy escuchamos en boca de los jóvenes y mostró valores y “antivalores” de la sociedad mexicana.


“En nuestra sociedad estamos orientando a la gente a que tiene que ser popular, caer bien, tener fans en tu sector, en tu nivel y procurar siempre tener dinero. (...) Se habla de lo que se hace en los medios, pero... ¿estamos siguiendo modelos educativos diferentes?, ¿le estamos pidiendo a nuestros hijos conductas diferentes?, ¿están trabajando las empresas con conductas diferentes?”
El especialista en temas de gobernabilidad, sustentabilidad, desarrollo de modelos y responsabilidad social, señala la importancia de que las empresas, universidades y medios de comunicación se preocupen más por sus trabajadores.


“A veces ni siquiera reconocemos que tenemos la obligación como directores de una organización de orientar el proceso para que la gente se desarrolle, pero esa es la primera contribución que tenemos que hacer, no solamente vender productos, eso una parte. Si la persona se desarrolla en el trabajo que hace, es una mejor persona y va a ser mejor padre de familia, ciudadano, esa es la mejor contribución que nosotros hacemos a la sociedad”, destaca.


¿Qué no es RSE?


Desde el punto de vista de González, La RSE no es un asunto sólo para que los demás nos vean, o presumir a los cuatro vientos.

El experto manifiesta que en ocasiones las empresas hacen cosas que disfrazan como RSE, por ejemplo: que una empresa de un cheque para pintar escuelas rurales y lo publicita diciendo que está ayudando a los niños de escasos recursos, pero resulta que internamente los empleados no tienen voz, ni voto, es decir, hay incongruencia con lo que sucede al interior.

“La RSE no es dar un cheque para obras de caridad, la RSE se aquilata cuando tú en tu organización orientas la producción, el proceso interno de trabajo hacia el cumplimiento de los fines del ser humano”.

Otro es el caso de la publicidad, donde el público tiene derecho a saber cuando se trata de un anuncio o se le da una información relevante.

Según el entrevistado, si se descubre una nueva vacuna por una empresa privada, entonces es información relevante que el medio de comunicación debe dar a conocer; cosa distinta es mostrar un “reportaje” que dice que se descubrió una nueva sustancia para volverse más joven que está “contenida en unas cápsulas”, porque eso confunde al público. A nivel personal, comenta lo que le pasó a un conocido: un empresario que tuvo que vender su empresa porque no le alcanzaba para pagar las prestaciones que debía a sus trabajadores, el hecho es que ésta persona era inmensamente rica, mientras que su negocio se volvía cada vez más pobre.

El argumento del empresario era que la apertura “se comió a su negocio”, pero esto no hubiera sucedido si hubiera pensado más en sus colaboradores, pagando lo que les correspondía, invirtiendo en tecnología y en el desarrollo de su personal.

Advierte que hay muchas empresas y empresarios que aún no lo entienden, y puede ser que les vaya bien en el corto plazo, pero con el tiempo perderán posición frente a los distintos públicos a los que se dirigen (clientes, proveedores, entre otros).

Es necesario entonces cambiar la ideología, el que los trabajadores ganen más no es algo que resulte antagónico a los patrones porque González apunta que solamente una sociedad en la que la gente gana más puede consumir más, “es la cooperación la que genera riqueza y no la maximización del interés individual en donde lo que yo gano es lo que el otro pierde, le estoy quitando al otro para quedármelo y entonces hay más gente en pobreza”.

Felipe González y González pone énfasis en la comunicación y sugiere que cada área debe entender cómo contribuye al bien de la organización y de la sociedad en general.



Fuente: Aída Ulloa de "El Universal de México".

Importante: el material publicado en este blog ha sido tomado de medios de prensa de libre circulación en Chile, cuyo crédito se menciona en el despacho. Su contenido no representa la postura de Amnistía Internacional.

lunes, 21 de enero de 2008

Empresas y derechos humanos


La globalización ha cambiado significativamente el mundo en el que vivimos, presentando nuevos y complejos desafíos para la protección de los derechos humanos.Los agentes económicos, especialmente las empresas que operan a través de fronteras nacionales (empresas transnacionales), han ganado un poder y una influencia sin precedentes en la economía mundial.Esto no siempre ha beneficiado a las sociedades en las que operan.La investigación ha puesto de manifiesto el negativo impacto que las empresas pueden tener en los derechos humanos de las personas y comunidades afectadas por sus operaciones.El daño que causan las empresas procede unas veces de los abusos directos contra los derechos humanos que cometen y otras de su connivencia con personas que violan los derechos humanos. Pese a la existencia de este potencial para causar un daño importante, apenas hay mecanismos efectivos nacionales o internacionales para impedir los abusos contra los derechos humanos cometidos por las empresas o para hacer que dichas empresas rindan cuentas de sus actos.A consecuencia de ello, las personas afectadas por las operaciones de estas empresas –personas, en muchos casos, ya marginadas y vulnerables– se ven desvalidas, sin la protección a la que tienen derecho, o sin un acceso significativo a la justicia.


Normas mundiales sobre empresas y derechos humanos


Los gobiernos tienen la obligación fundamental de garantizar el disfrute universal de los derechos humanos, y eso incluye la obligación de proteger a todas las personas frente a las acciones perniciosas de otras partes, incluidas las empresas.Sin embargo, los gobiernos a menudo optan por no regular el impacto de las empresas sobre los derechos humanos ni garantizar el acceso a la justicia de las víctimas de abusos contra los derechos humanos en los que hay empresas implicadas.Hasta ahora, la asunción de responsabilidades en materia de derechos humanos por parte de la mayoría de las empresas se ha basado en códigos e iniciativas voluntarios. Aunque algunas iniciativas voluntarias son importantes, los actos voluntarios nunca podrán sustituir unas normas mundiales sobre empresas y derechos humanos.Las normas mundiales deben abordar las responsabilidades en materia de derechos humanos tanto de Estados como de empresas. Como requisito mínimo, todas las empresas deben respetar todos los derechos humanos, independientemente del sector, el país o el contexto en el que operen.


¿Qué está haciendo Amnistía Internacional?


El trabajo de Amnistía Internacional sobre los agentes económicos, incluidas las empresas transnacionales y las organizaciones financieras internacionales, se ha diseñado teniendo en cuenta el poder y la influencia que estos agentes ejercen sobre los Estados y sobre las instituciones internacionales, y el impacto que tienen sobre los derechos humanos.A través de la investigación y el análisis, Amnistía Internacional quiere poner de manifiesto los abusos contra los derechos humanos en los que están implicadas empresas y de qué manera los gobiernos eluden su deber de prevenir estos abusos o hacer que las empresas rindan cuentas cuando se producen.La organización está haciendo campaña en favor de unas normas mundiales sobre empresas y derechos humanos y de unos marcos jurídicos más estrictos tanto nacionales como internacionales para que las empresas rindan cuentas del impacto que tienen sobre los derechos humanos.Amnistía Internacional pide a las empresas que promuevan el respeto por los derechos humanos mediante vías tales como:


el uso de su influencia para apoyar los derechos humanos;


la inclusión de un compromiso específico en materia de derechos humanos en sus declaraciones de principios empresariales y códigos de conducta;


la elaboración de políticas explícitas en materia de derechos humanos y el ofrecimiento de garantías de que dichas políticas están integradas y son vigiladas y auditadas en todas sus operaciones y más allá de fronteras;


el establecimiento de los sistemas de gestión interna necesarios para garantizar que se aplican las políticas en materia de derechos humanos.

Amnistía Internacional pide además a las empresas que hagan del respeto de los derechos humanos un componente integrante de sus operaciones empresariales, incluso en sus tratos con otras empresas, socios, asociados, filiales, proveedores y autoridades gubernamentales.El lugar central de la preocupación de Amnistía Internacional lo ocupan las personas cuyos derechos humanos pueden verse amenazados por la acción o la inacción de los agentes económicos.La organización lucha por aportar su voz al debate, con la esperanza de que se busquen soluciones significativas y duraderas firmemente arraigadas en la experiencia real de quienes sufren abusos contra los derechos humanos cometidos por empresas.


¿Por qué trabaja Amnistía Internacional sobre este tema?


Más de 7.000 personas murieron por una fuga de gas tóxico de una planta química de Union Carbide en Bhopal, India, en 1984, y otras 15.000 murieron en los años siguientes. Unas 100.000 personas siguen sufriendo enfermedades crónicas y debilitantes causadas por la fuga de gas. Las reservas de material tóxico quedaron en la fábrica abandonada, y ni la empresa ni el gobierno indio, hasta el día de hoy, han limpiado el lugar para impedir más contaminación.Pese al devastador impacto que ha tenido sobre la vida de la gente, nadie ha rendido cuentas de la fuga de gas ni de la contaminación que provocó.La ausencia de sistemas efectivos de regulación y rendición de cuentas ha hecho que los procesos judiciales se alarguen y que las empresas y sus dirigentes sigan eludiendo la responsabilidad por los miles de muertes, los problemas de salud generalizados y los daños, que aún perduran, a los medios de sustento.Sin opciones nacionales o supranacionales efectivas, más de dos decenios después quienes sobrevivieron a Bhopal siguen esperando a que se haga realmente justicia.A menos que se establezca, tanto en el ámbito nacional como en el transfronterizo, una normativa efectiva sobre el impacto de las empresas en los derechos humanos, y que se ponga en pie un sistema que garantice la rendición de cuentas por los abusos contra los derechos humanos y permita a las víctimas un acceso efectivo a la justicia, las graves injusticias contempladas en Bhopal y en otros lugares seguirán ocurriendo.
Datos clave

La Declaración Universal de Derechos Humanos pide a todas las personas y a todos los órganos de la sociedad –incluidas las empresas– que protejan y promuevan los derechos humanos.
En agosto de 2003, la Subcomisión de las Naciones Unidas para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos aprobó las Normas de la ONU sobre las Responsabilidades de las Empresas Transnacionales y Otras Empresas Comerciales en la Esfera de los Derechos Humanos (conocidas también como las Normas de la ONU). Se trata del conjunto de normas más autorizado y exhaustivo elaborado hasta la fecha sobre empresas y derechos humanos.
En agosto de 2005, el secretario general de la ONU nombró al profesor John Ruggie representante especial sobre la cuestión de los derechos humanos y las empresas transnacionales y otras empresas comerciales.