domingo, 13 de abril de 2008

Tres décadas de reformas neoliberales en América Latina. Las promesas incumplidas.

Erika González y Pedro Ramiro (Noticias Obreras, nº 1.446-1.447, diciembre de 2007)

Resulta desolador revisar las estadísticas sobre la distribución de la riqueza y garantías sociales en América Latina, pues es la segunda región, después de África, que padece una mayor desigualdad en el mundo, mantiene un alto porcentaje de la población en el umbral de la pobreza y la mayor parte de la ciudadanía no puede acceder a los servicios públicos fundamentales. Esta situación es aún más grave si, además, se contrasta con las riquezas naturales que posee.

La paradoja de la riqueza natural y cultural en América Latina

América Latina tiene alrededor del 25% de los bosques existentes en el planeta, y más de la mitad de sus bosques tropicales. En el sistema Amazónico-Pacífico-Darién, que comprende 7.600.000 km2, se encuentra la selva tropical más extensa del mundo. Esto nos da una idea de la diversidad biológica que tiene el continente, y su valoración no sólo debe ser desde la perspectiva de la necesaria conservación de esta riqueza natural, sino que también debe contemplar su papel clave para la regulación del clima, complejidad de la información (genética, cultural), conservación de la productividad del suelo, etc.
El subcontinente posee también una reserva de agua de incalculable valor: el Acuífero Guaraní. El Sistema Acuífero Guaraní es uno de los reservorios de agua potable más grandes del mundo, se extiende desde el centro del Brasil hasta la Pampa Argentina y fluye por debajo de parte del Paraguay y el Uruguay, suministrando agua a millones de personas.
En relación a la diversidad cultural existente, sólo en la cuenca del Amazonas se concentran 400 grupos indígenas.
A pesar de todo ello, casi el 40% de la población vive en la pobreza, y el pago de la deuda se ha incrementado más del doble, con lo que su cumplimiento devora la mitad de los ingresos por exportaciones de bienes y servicios. Además, el mercado de trabajo se basa en el sector informal, que provee ochenta de cada cien nuevos puestos, mientras se estima que el nivel salarial real es inferior al de 1980 [1]. Sólo por citar un ejemplo en este sentido: en México, para satisfacer la Canasta Básica Indispensable se necesitan 10,25 salarios mínimos. La responsabilidad de esta espectacular cifra recae en la contención salarial que han fijado los sucesivos Gobiernos, mientras dejaban que la inflación se disparara más de un 3000% en los últimos veinte años [2].
Así, la población empobrecida de Bolivia, Argentina, México o Colombia se pregunta cómo es posible que una parte importante de la población viva en la pobreza cuando su país tiene tanta riqueza. Muchas veces, para explicar esta desalentadora paradoja se recurre al argumento de la corrupción de la elite política y económica, pero, más allá de esta afirmación, el hecho fundamental es que los Gobiernos de estos países han cumplido, al pie de la letra, las recetas ideadas por las grandes instituciones financieras internacionales para salir de la pobreza. Y ha sido precisamente la aplicación, punto por punto, de las medidas neoliberales durante los últimos 25 años lo que les ha llevado a esta situación.
Porque el caso es que las reformas estructurales, que fueron promovidas por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo como la única salida posible para superar la desigualdad, la corrupción política y la crisis económica que azotaban a la región, no han servido para que disminuya la pobreza y la indigencia en las dos últimas décadas. Aunque la versión oficial insiste en que América Latina se habría modernizado al abrir sus mercados a los capitales extranjeros, la realidad es que las inversiones de las corporaciones multinacionales no han contribuido a proporcionar bienestar para la población.

Las recetas económicas para superar la pobreza

La ideología neoliberal se concretó en el cumplimiento del llamado Consenso de Washington, por el que se privatizaron las compañías estatales, se liberalizaron los mercados y se redujo la intervención gubernamental en las actividades productivas. Así, se fue minimizando el papel de los Estados, que abrieron el camino a las grandes multinacionales extranjeras modificando las leyes de forma conveniente para sus intereses. Sectores como los de la energía, la banca, las telecomunicaciones, los recursos naturales, la educación, la salud y el agua, principalmente, fueron el destino elegido por los capitales foráneos, que eran los que, supuestamente, iban a traer el tan ansiado progreso para la región. Pero la verdad es que, en nombre de ese progreso, se fue despojando al Estado, pieza a pieza, del control de los sectores clave de la economía, que quedaron así a merced de los intereses transnacionales.
Con la excusa de la ineficacia de las empresas públicas, que se atribuía a su utilización con fines políticos, al malgasto de los recursos y a la corrupción generalizada, se puso en marcha un proceso de venta de los activos estatales que no cumplió las expectativas generadas. En muchas ocasiones, las privatizaciones se llevaron a cabo a través de operaciones fraudulentas -como en el caso de la venta de la compañía chilena Enersis a Endesa y del mexicano Bancomer al BBVA- y se produjeron cuando detentaban el poder gobiernos muy poco democráticos, como el de Fujimori en Perú y Pinochet en Chile. Y la ausencia de una adecuada planificación pública unida a la lógica de la máxima rentabilidad económica hicieron estragos. Por ejemplo, en el caso financiero, gran parte de los capitales foráneos se apresuraron a salir de Argentina en cuanto olieron cierta inestabilidad económica, acelerando y agravando la entrada del país en la crisis en el año 2001. O, en el ámbito energético, tanto la fragmentación del sistema eléctrico como el intento de amortizar de una forma rápida sus inversiones llevaron a que las multinacionales efectuasen racionamientos de electricidad, que tuvieron repercusiones sobre las condiciones económicas y sociales de la población de Chile en el año 1999, así como de la de República Dominicana (2002 y 2003) y Nicaragua (2006), entre otros casos. Y eso por no hablar de las desastrosas consecuencias que ha tenido para los pueblos y ecosistemas de la región toda esta cesión de soberanía que sólo ha buscado favorecer a las corporaciones transnacionales.
Con el fin de hacer patentes las consecuencias que han traído las distintas medidas promulgadas para favorecer el desarrollo y crecimiento económico de los países de América Latina, se describirán a continuación los principales ejes de la citada reforma.

a) La liberalización de los mercados financieros y productivos, así como la apertura a la inversión extranjera: lo que viene a decir que los sectores económicos de los diferentes países se han de regular por el principio de la libre competencia. Además, se debe facilitar la entrada de capital extranjero para invertir en el país, con la tesis de que habrá una producción más eficaz de riqueza a través de estos capitales.
La creciente desregulación de la economía financiera ha dado alas al capital especulativo. Éstos son recursos que no están destinados a la producción, sino que se introducen en países y regiones buscando ganancias, principalmente en los tipos de interés que se les ofrezcan, y salen en cuanto aparezca una oferta más atractiva en el negocio de multiplicar dinero a partir de dinero. La rapidez con la que huyen estos capitales de un país, si existe la mínima señal de empeoramiento o si han encontrado un país aún más desregulado, les ha dado el nombre de “capitales golondrina”. Aunque la economía financiera apenas sea comprendida por la población y resulte muy lejana y parezca estar sólo al alcance de los accionistas, cuando provoca una crisis económica afecta a toda la ciudadanía. Tan sólo hay que recordar las crisis económicas de los llamados “tigres asiáticos”, en 1997, el “efecto samba” de Brasil en 1999 o el “corralito” de Argentina en 2001.
Siguiendo el paradigma de la apertura económica, las inversiones extranjeras han ido creciendo en importancia en las economías de los países de América Latina. Y gran parte de la Inversión Extranjera Directa es controlada por las corporaciones multinacionales, que a nivel global dominan el 85% de la misma [3]. En este sentido, se ha generado, en estos 25 años, un sistema de competencia entre los distintos países del Sur para la atracción de estas corporaciones.
Las condiciones que atraen a estos capitales han sido, por un lado, establecer ventajas fiscales como exenciones, proceder a la eliminación del pago de pensiones y de la seguridad social a los trabajadores y trabajadoras, o reducir las regalías al país en el caso de ser industrias extractivas. Por otro lado, se han incluido modificaciones legislativas que permitan la reducción o flexibilización de las condiciones laborales, se ha ampliado la subcontratación, se ha reducido todo tipo de ayuda a la economía local y los subsidios a la población más empobrecida, se han elevado las tarifas de los servicios, se han eliminado las leyes de protección a los espacios naturales mejor conservados...
El hecho es que basar una parte importante de la economía en la atracción de capital foráneo a partir de la reducción de costes de producción (laborales, de recursos, infraestructuras) tiene un peligro: siempre existirá otro país con costes más reducidos. Así, uno de los axiomas del neoliberalismo -la competitividad de la economía- somete a la población a una brutal competencia por la reducción de sus condiciones laborales y a la vez incrementa la plusvalía de los grandes empresarios. Esta relación entre el enriquecimiento de unos pocos y el empobrecimiento de muchos representa las dos caras de una misma moneda.

b) La privatización de las grandes empresas públicas: el libre comercio no permitía la permanencia de las empresas públicas, la argumentación de lo privado como garante de eficiencia y desarrollo se imponía, y determinaba que se vendieran en este período multitud de empresas a un precio irrisorio si se tenía en cuenta su valor estratégico. Los ejemplos son múltiples: YPF en Argentina, Enersis en Chile, Banespa en Brasil y la Empresa de Energía de Bogotá en Colombia, entre otros.

c) La reducción del papel del Estado: si, durante los años ochenta, el papel del Estado era fundamental para implantar la corriente desarrollista, que presionaba a los Gobiernos a invertir grandes sumas de presupuesto en infraestructura y servicios, en los noventa, tras la crisis de la deuda externa y la corrupción en la gestión estatal, se imponía su reducción. El desmantelamiento del Estado se ha realizado cortando su financiación, ya que se vendieron las empresas que eran rentables y se minimizaron los ingresos por impuestos en la economía, así como mediante el recorte de su papel gestor en las empresas. De este modo, el control estatal ha quedado muy debilitado, ya que su función reguladora apenas puede desarrollarse con eficacia a través de sus paupérrima financiación. La única función que le ha quedado, entonces, es la modificación de la ley para favorecer la gestión privada, la inversión extranjera y el fortalecimiento del sistema securitario para proteger estas inversiones.
Las reformas descritas han continuado y se han profundizado, primero, a través de la llamada Ronda de Doha, impulsada en el seno de la OMC a partir del 2001, que viene a profundizar la liberalización del sector servicios y el fortalecimiento de las políticas de protección de propiedad intelectual. En cambio, la oposición de los países del Sur en bloque, fundamentalmente en el ámbito agrario, paralizó esta nueva forma de presentar las medidas neoliberales. Así que el cauce tomado en la actualidad, bajo el pretexto de reducir las barreras comerciales internacionales como una forma de sacar de la pobreza a millones de personas, es a través de los Tratados de Libre Comercio como los firmados por México, Canadá y Estados Unidos; o por el Mercosur y la Unión Europea (UE) o el reciente lanzamiento de los Acuerdos de Asociación de la UE con Centroamérica.

Evaluación de los fines conseguidos con la reforma

Tras la aplicación de estas medidas durante más de veinte años, el desarrollo prometido no se ha hecho realidad y continúan siendo patentes las fuertes desigualdades que enquistan la situación de pobreza de América Latina. A continuación, se profundizará sobre los principales impactos de las medidas citadas.

a) Graves impactos en la población por la extracción y exportación de recursos naturales
La proliferación de la extracción de recursos naturales es favorecida por planes que fomentan las exportaciones, fundamentalmente de materias primas, con miras “al crecimiento y el desarrollo”, y están controladas fundamentalmente por capitales extranjeros. Entre las consecuencias del desarrollo de este tipo de sector se encuentra la exigencia en la ocupación e intervención de inmensas extensiones de territorio, como es el caso del:
  • Agronegocio (soja, eucaliptos, agrocombustibles): se estima que Argentina perdió casi dos tercios de sus bosques originarios durante el siglo veinte. Gran parte de ese territorio está ahora ocupado por cultivos de soja, algodón y maíz transgénicos (140.000 km2), plantaciones de pinos y eucaliptos [4].
  • Minería e hidrocarburos: el área concesionada a proyectos mineros tiende a cubrir un promedio del 10% del territorio de América Latina. Los países que apuestan por este tipo de actividad tienen una legislación muy débil, en materia de impuestos o regalías, para que un mínimo porcentaje de los beneficios de esta actividad pueda repercutir en la población. Así podemos leer la forma de ser competitivo en este sector según la consultora Metals Economic Group: “Países que no aplican regalías atraen la mayor inversión minera”. La ausencia de regalías se suma a la procedencia de las principales corporaciones mineras, éstas son canadienses, estadounidenses e ingleses (Drummond, Glencore-Xtrata, Anglo American, Bhp Billington o Anglo Gold) de manera que sus ingresos por venta van directamente a las casas matrices. A parte de los impactos económicos, hay que señalar el impacto ambiental difícilmente recuperable, por la deforestación, movimiento de tierras, emisión de cianuro, contaminación de acuíferos y ríos, etc. [5] Y una situación análoga se produce con los impactos de asociados a la presencia de las empresas petroleras por toda la región.

b) Desigualdad comercial
En Centroamérica, la teoría del libre comercio que permitiría la exportación de los productos más baratos de esta región y por lo tanto su crecimiento económico es una quimera. La actividad comercial actualmente existente entre ambas zonas indica que Centroamérica (con excepción de Costa Rica) exporta hacia Europa primordialmente bienes primarios, mientras que importa bienes manufacturados. Debido al menor dinamismo en el crecimiento de la demanda de los bienes primarios, es previsible que si esta estructura de intercambio comercial se mantiene, las exportaciones de la UE hacia Centroamérica crecerán, mientras en sentido contrario se vivirá un proceso mucho más lento.

En los últimos ocho años la exportación de Centroamérica hacia la UE ha crecido un 50%, lo que podría parecer una cifra satisfactoria se desvanece cuando salen a relucir los datos contrarios. Las importaciones de Centroamérica desde la UE se han incrementado un 300% en ese mismo periodo [6].

La economía mexicana, por incidir en otro ejemplo, está inmersa en una aparente contradicción. México es, tras Chile, el país latinoamericano que más acuerdos de libre comercio y de complementación económica ha firmado, en total 43 documentos en este sentido. Al mismo tiempo, el crecimiento sigue sin lograr verdaderamente despegar y, lo más preocupante, los tan esperados beneficios del libre comercio apenas sí llegan a un reducido sector de la población. La Secretaría de Economía emitió un comunicado en el que evaluaba los doce años del Tratado de Libre Comercio para América del Norte, y, según el mismo, entre 1993 y 2005 la economía mexicana creció un 39,8% en términos reales. Pero este crecimiento, que se basa también en un incremento de las exportaciones, no repercute en la población, ya que proceden principalmente de los estados de la zona fronteriza y centro, donde se ubican las maquilas. Estas empresas exportadoras se “autocompran” los insumos que requieren para producir sus mercancías, de manera que no generan en el país cadenas productivas y, por ello, los beneficios recaen en unas pocas transnacionales [7].

c) Mercantilización de los servicios públicos
Los servicios públicos han sidos puestos a la venta y son gestionados por grandes corporaciones multinacionales bajo una serie de expectativas, las cuales iban desde la reducción de las tarifas por la libre competencia a la mejora de la calidad del servicio, pasando por el ahorro de la administración pública o la transparencia. En cambio, tras la entrada de estos grupos empresariales, lo que ha obtenido la población ha sido escepticismo. Primero, porque las tarifas no se han reducido, sino más bien lo contrario: se han incrementado, especialmente para los sectores de la población más empobrecidos, debido a la desaparición de los subsidios que permitían el pago de los servicios básicos de estos sectores. Así, por poner el caso de Colombia, el grupo 1, que representa el sector con menos recursos económicos, ha sufrido durante el periodo de privatización de los servicios públicos, un incremento de su gasto personal del 118%.
(Fuente: R. Bonilla González, “Regulación: una década de aproximaciones”, Revista de Derecho y Economía, nº 19, Bogotá, 2004. [8])

Además, la calidad y la cobertura del servicio, que en teoría iban a mejorar con las reformas, apenas han sufrido una evolución positiva, ya que las inversiones en infraestructuras han sido mínimas y se ha antepuesto el beneficio a corto plazo frente al mantenimiento de un sector. Esta situación es especialmente grave cuando se trata de la gestión de un recurso básico para la vida como es el agua.

Las políticas del máximo beneficio han supuesto consecuencias tales como el incremento de las tarifas y de la instalación del abastecimiento, que obliga a utilizar otras fuentes no seguras de agua. La ausencia de extensión de la infraestructura a las zonas empobrecidas las someten a los precios de los aguadores, que los multiplican aún más. Y la ausencia de sistemas de canalización y depuración agravan la situación insalubre de estas zonas. Finalmente, la consecuencia lógica del deterioro del servicio es la multiplicación de enfermedades ligadas al agua, creando un fenómeno nuevo: “la pobreza de agua”.

Por otro lado, la privatización de los servicios públicos no ha significado una reducción del gasto público como se creía: cuando existe la necesidad de una inversión no rentable, como la extensión del servicio de agua o electricidad a las zonas pobres, es el Estado quien lo hace. Y cuando las empresas privadas se declaran en quiebra es el Estado el que tiene que inyectar dinero para salvarlas, y si la recaudación de estas empresas es reducida y hace disminuir sus beneficios presionan al Estado para obtener subsidios al consumo. Es decir, el Estado, ahora ya sin la capacidad de financiación que tenía con las empresas estatales rentables y con un sistema fiscal esquelético, debe seguir invirtiendo para salvar la inversión extranjera.

d) Oligopolio privado y ausencia de transparencia en los contratos
La libre competencia, que era una de las banderas utilizadas por el neoliberalismo para sacar de la pobreza a la población de los países del Sur, tampoco se ha cumplido. Los monopolios estatales que se vendieron pasaron a reducidas manos privadas, en el caso de la distribución de electricidad en Nicaragua a una sola compañía: Unión Fenosa.

En el año 2000, el Estado nicaragüense vendió a Unión Fenosa las dos empresas encargadas de la distribución de electricidad en el país, en un proceso un tanto dudoso. Las sospechas de fraude están en la modificación de la legislación, que favorecía a la empresa española, sólo unos meses antes de la venta. Así, antes de la modificación, para que un concurso público nicaragüense, que ponía en manos privadas una compañía estatal, fuera válido se tenían que presentar varias compañías, en cambio, con la nueva legislación era igualmente válido si sólo se presentaba una. Y efectivamente, sólo se presentó Unión Fenosa. Actualmente, el país tiene sólo un 52,1% de la población con electricidad, hay regiones enteras sin infraestructura eléctrica y arrastra una crisis energética desde hace años que en estos dos últimos se ha hecho insostenible, con períodos en los que los apagones alcanzan las 10 horas diarias [9].

En relación a la opacidad en los contratos, otro de los ejemplos más conocidos es la compra de YPF por Repsol. Esta adquisición costó diez veces menos de lo que valía, a cambio de un cheque en blanco y una residencia en Barcelona que Alfonso Cortina, presidente de Repsol, pagó al gobernador responsable de la compañía vendida.

e) Desigualdad jurídica
Los tratados bilaterales de libre comercio son el eje central del Derecho Internacional del Comercio. Y las denuncias que pueda hacer cualquier compañía, por aquello que considera que viola las condiciones del contrato firmado, no se presenta al sistema judicial del país sino a los Tribunales Arbitrales, entre los que destacan los constituidos en el seno del Banco Mundial, como el Centro de Arreglo de Controversias Relacionadas con las Inversiones (CIADI). Las sentencias de estos tribunales son ejecutivas, es decir que si el Tribunal emite la culpabilidad del Estado en perjuicio de las multinacionales, situación que se da con bastante frecuencia, se emite una sanción o multa de obligado cumplimiento [10] y toda la ciudadanía del país debe pagar la multa a la empresa.

En cambio, la Carta de Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos, los diferentes Pactos Internacionales, las normas de la OIT, las Directrices de la OCDE para las empresas transnacionales, la soberanía de los Estados... son normas reiteradamente incumplidas, porque no son ejecutivas [11]. Cuando el Tribunal de La Haya condenó a Israel por la construcción del muro con Palestina y determinó su eliminación, la sentencia no fue ejecutada, nadie ha obligado a Israel a quitar el muro, por lo que la condena se queda como una reprobación moral. Es decir, aquí se presenta un desigualdad entre la normativa dura, a la que acuden las multinacionales, y la normativa blanda, que puede ser utilizada para la defensa de los derechos de la ciudadanía.

Para dar un ejemplo de cómo se ha empleado este tipo de justicia internacional, basta con dar ejemplos como el de Repsol en Bolivia. Cuando esta compañía entró a operar en el país los contratos de explotación anteriores a la nacionalización eran, en muchos casos, ilegales. No estaban aprobados por el Parlamento de Bolivia, ni respetaban los volúmenes de extracciones establecidos en los contratos, ni el pago de los impuestos correspondientes, ni las revisiones periódicas de los mismos, ni la propiedad de las reservas... La inseguridad jurídica que generaban era total [12]. En cambio, una ley de primer paso de nacionalización por el gobierno de Evo Morales ha sido visto como una amenaza y se habló de denunciarlo ante estos Tribunales de Arbitraje.

Los beneficiados de las reformas neoliberales

Así pues, más de dos décadas después de que América Latina emprendiera el camino de las reformas estructurales que debían configurar un nuevo panorama en el continente, lo que sí parece claro es que la realidad social, política y económica latinoamericana permite comprobar quiénes han sido los beneficiarios de todo el proceso: las elites políticas y económicas de la región y de los principales países inversores.

Además, habría que destacar entre estas elites a las multinacionales, pues cada medida tomada ha sido un paso que ha permitido la entrada y la obtención de beneficios a corto plazo para estas corporaciones. Y entre las más beneficiadas están las multinacionales españolas, que han llegado a controlar grandes sectores de la economía de América Latina. La compañía Repsol es la primera petrolera privada de la región, Endesa es líder en el sector eléctrico y el grupo Santander es la corporación financiera más fuerte de esta misma región. Pero, en cambio, lejos de avanzar en la reducción de las desigualdades, lo que han hecho las empresas transnacionales es aprovecharse de ellas en su propio beneficio, favoreciendo el monopolio del poder en cada vez menos manos.

Erika González y Pedro Ramiro Observatorio de Multinacionales en América Latina Este artículo ha sido publicado en el nº 1.446-1.447 (16 de diciembre de 2007 al 15 de enero de 2008) de la revista Noticias Obreras.

NOTAS:
[
1] MARTÍNEZ, O. (2007) “Los desatinos del Banco Mundial”. Cubarte - Portal de la Cultura Cubana.
[
2] “El salario actual, una infamia para el trabajador”. El Fisgón, 2006. En línea en http://www.sme.org.mx
[
3] VERGER, A. (2003): El sutil poder de las empresas transnacionales. Observatorio de la Deuda en la Globalización. Icaria, Barcelona.
[
4] CIFUENTES, R. (2006): “Transnacionales, saqueo de recursos y conflicto ambiental en Latinoamérica”. Globalización, Revista Mensual de Economía, Sociedad y Cultura. Número de Agosto-Septiembre.
[
5] Resolución del Tribunal Minero en Colombia. Tribunal Permanente de los Pueblos, Sesión sobre empresas transnacionales y derechos de los pueblos en Colombia, Segunda audiencia. Medellín, 10 y 11 de noviembre de 2006.
[
6] MACHADO, D. (2007): “Acuerdo de Asociación Unión Europea - Centroamérica: Análisis y consecuencias”. Boletín OMAL nº 18, abril.
[
7] VELÁZQUEZ, M. (2007): “México: TLCAN, espejismo y realidad”. Pueblos, nº 27, julio.
[
8] RAMIRO, P.; GONZÁLEZ, E.; PULIDO, A. (2007): La energía que apaga Colombia. Icaria - Paz con Dignidad, Barcelona.
[
9] CARRIÓN RABASCO, J. (2007): “Privatiza que privatizarás, que sin luz los dejarás”. Pueblos, nº 27, Especial América Latina, julio.
[
10] HERNÁNDEZ ZUBIZARRETA, J. (2007): “Sobre la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia. La seguridad jurídica”. Congreso de Hegoa: El desafío del desarrollo humano. Propuestas locales para otra globalización. Bilbao, febrero.
[
11] Ibídem.
[
12] Ibídem.

Nota: El texto citado en el presente blog, fue extraído de un Medio de Comunicación de libre acceso en Chile y NO REPRESENTA necesariamente la opinión de Amnistía Internacional.

martes, 4 de marzo de 2008

NORMAS DE DERECHOS HUMANOS PARA EMPRESAS (2003)

Hacia la responsabilidad legal

Normas Internacionales de DDHH relevantes para las empresas:

La Declaración Universal de Derechos Humanos (1948): La Declaración pide que “tanto los individuos como las instituciones participen en la labor de asegurar el cumplimiento de los derechos humanos”.
Aunque la responsabilidad principal de promover y proteger los DDHH recae en los Estados, las empresas en su calidad de instituciones sociales, también tienen la responsabilidad de promover y garantizar los DDHH. Tratados Internacionales de DDHH que las empresas tienen que respetar:



**Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966)**:
Este pacto establece el derecho a la vida, a no ser sometido a esclavitud o a trabajo forzado, a no sufrir discriminación, a la libertad de expresión y de reunión...

**Tratados Internacionales de DDHH que las empresas tienen que respetar**:
Convención Internacional Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial (1966)
Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (1979).
Convención Contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (1984).

**Tratados Internacionales de DDHH que las empresas tienen que respetar**:
Convención sobre los Derechos del Niño (1989)
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966): Derecho al trabajo, a un salario justo, a condiciones de trabajo seguras y saludables, derecho a la sindicalización, a la salud, a la educación....

**Tratados Regionales de DDHH que las empresas tienen que respetar**:
Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (1950).
Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos (1981).
Carta Social Europea (1961).
Carta Árabe de Derechos Humanos (1944).

**Tratados Internacionales de DDHH que las empresas tienen que respetar**:
Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969).
Protocolo Adicional de la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1988).

En Síntesis:
Las normas de la ONU se redactaron de manera que fueran coherentes con los acuerdos, convenciones, principios y declaraciones internacionales, regionales y multilaterales y engloban todas las normas con responsabilidades de derechos humanos específicas de las empresas.


Normas de Derechos Humanos de la ONU para Empresas
A) Obligaciones generales:
1. Los Estados tienen la responsabilidad primordial de promover y proteger los derechos humanos consagrados en la legislación internacional y nacional, asegurar que se cumplan, respetarlos y hacerlos respetar, incluso velando por que las empresas respeten los derechos humanos.

Dentro de sus respectivas esferas de actividad e influencia, las empresas tienen la obligación de promover, asegurar que se disfruten, respetar, hacer respetar y proteger los derechos humanos, así como los derechos e intereses de los pueblos indígenas y otros grupos vulnerables.

B) Derecho a la igualdad de oportunidades y a un trato no discriminatorio:
2 Garantizarán la igualdad de oportunidades y de trato, con el fin de eliminar toda discriminacion u otra condición de la persona que no guarde relación con los requisitos para desempeñar su trabajo o con el cumplimiento de medidas especiales destinadas a superar la discriminación practicada en el pasado.

C) Derecho a la seguridad personal:
3.- No cometerán actos que constituyan crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, genocidio, tortura, desapariciones forzadas, trabajo forzoso u obligatorio, toma de rehenes, ejecuciones sumarias o arbitrarias, violaciones del derecho humanitario o delitos internacionales de otra índole contra la persona humana.

C) Derecho a la seguridad personal:
4.-Las disposiciones que adopten comerciales en materia de seguridad serán compatibles con las normas internacionales de derechos humanos y con las leyes y normas profesionales del país o de los países en que realicen sus actividades.
D) Derecho de los trabajadores:
5.- No recurrirán al trabajo forzoso u obligatorio.

6.- Respetarán los derechos de los niños a ser protegidos de la explotación económica.

7.- Proporcionarán un entorno laboral seguro y saludable.
8.- Pagarán a los trabajadores una remuneración que les garantice un nivel de vida adecuado para sí y sus familias.

Esa remuneración tendrá debidamentre en cuenta lo que los trabajadores necesitan para tener unas condiciones de vida adecuadas y seguir mejorándolas.

9.- Garantizarán la libertad de asociación y el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva.
E) Respeto de la soberanía nacional y de los derechos humanos:
10.- Observarán y respetarán las normas aplicables del derecho internacional, las leyes y reglamentos nacionales, así como las prácticas administrativas, el estado de derecho, el interés público, los objetivos de desarrollo, las políticas sociales, económicas y culturales, incluidas la transparencia, la responsabilidad y la prohibición de la corrupción, y la autoridad de los países en los que realizan sus actividades.

11.- No ofrecerán, prometerán, darán, aceptarán, condonarán, aprovecharán a sabiendas ni pedirán ningún soborno u otra ventaja indebida.
Tampoco podrá pedírseles ni esperar que ofrezcan ningun soborno u otra ventaja indebida a ningún gobierno, funcionario público, candidato a puesto electivo,miembro de las FFAA o seguridad, o cualquier otra persona u organización.

12.- Respetarán los derechos económicos, sociales y culturales y los derechos cíviles y políticos y contribuirán a su realización, en particular los derechos del desarrollo, a una alimentación, una salud y una vivienda adecuadas, a la educación, a la libertad de opinión y expresión, y se abstendrán de todo acto que impida el ejercicio de esos derechos.
F) Obligaciones en materia de protección del consumidor:
13.- Actuarán en consonancia con las prácticas mercantiles, comerciales y publicitarias leales y adoptarán cuantas medidas sean necesarias para garantizar la seguridad y calidad de los bienes y servicios que proporcionen, incluso observarán el principio de precaución.
No producirán , distribuirán, comercializarán ni promocionarán productos dañinos o potencialmente dañinos para su uso por los consumidores.
G) Obligaciones en materia de protección del medio ambiente:
14.- Realizarán sus actividades de conformidad con las leyes, reglamentos y prácticas nacionales relativas a la conservación del medio ambiente,
Así como de conformidad con los acuerdos, principios y normas internacionales relacionados con el medio ambiente y los derechos humanos, la salud pública y la seguridad, la bioética y ... en general contribuyendo al logro del objetivo más amplio del desarrollo sostenible.
H) Disposiciones generales sobre su aplicación:
15.- Cada empresa aprobará, difundirá y aplicará normas de funcionamiento interno acordes con las presentes normas.
Adoptará medidas para aplicar plenamente las normas y garantizar la pronta aplicación de las protecciones; informando al respecto.
Aplicará e incorporará las normas en sus contratos o acuerdos y tratos.

H) Disposiciones generales sobre su aplicación:
16.- Serán objeto de vigilancia y verificación periódicas por mecanismos nacionales, internacionales y de la ONU.
Esta vigilancia será transparente e independiente y tendrá en cuenta la información que proporcionen las partes interesadas (incluidas ONG) y la información proveniente de denuncias de violaciones de las presentes normas.

17.- Los estados establecerán y reforzarán el marco jurídico y administrativo necesario para asegurar que las empresas apliquen estas normas y los demás instrumentos nacionales e internacionales petinentes.

18.- Las empresas proporcionarán una compensación rápida, eficaz y adecuada a las personas, entidades y comunidades que hayan sido perjudicadas por el incumplimiento de las presentes normas.



Recomendaciones de Amnistia Internacional

A los Gobiernos:
Utilizar las normas de Derechos Humanos para empresas como punto de referencia para comprobar que la legislación vigente es adecuada, y como guía interpretativa del concepto de diligencia debida para los trobunales nacionales.
Establecer el necesario marco legal y administrativo para garantizar que las empresas acaten las normas ONU para empresas.

A las Empresas y Sociedades Comerciales:
Adoptar, diseminar y aplicar un código de conducta que cumpla las normas ONU para empresas.
Aplicar las normas ONU para empresas en sus contratos y tratos.
Organizar seminarios y talleres de formación para su personal y facilitar actividades similares con sus asociados y en las asociaciones del sector para difundir el conocimiento de las normas ONU para empresas.

Al Banco Mundial, Bancos Regionales y Otras Instituciones Financieras:
Evaluar las empresas a fines de inversión utilizando como punto de referencia las normas ONU para empresas.
Usar las normas ONU para empresas para decidir los criterios con los que evaluar los efectos potenciales sobre los DDHH de futuros proyectos.


A las ONG y los Defensores de los Derechos Humanos:
Usar las normas ONU para empresas en su labor de monitorización, campaña y captación de apoyos, así como en los diálogos que emprendan con empresas, gobiernos, y otros organismos.
Apoyar los esfuerzos de mayor difusión y desarrollo de las normas ONU para empresas.




Fuente: Amnistía Internacional

viernes, 25 de enero de 2008

Pymes reciben apoyo para prácticas de RSE

Para incentivar a las empresas a desarrollar prácticas de responsabilidad social empresarial (RSE), el Fondo de Conservación Vial (FOVIAL) presentó ayer las memorias de sostenibilidad que surgieron tras una consultoría coordinada por la Fundación Empresarial para la Acción Social (FUNDEMAS) que apoya este tipo de actividades en el país.

Las memorias de sostenibilidad de estas 10 pequeñas y medianas empresas (pymes) fue el último paso para implementar la responsabilidad social.

Durante el evento se detalló el consolidado de estas memorias, titulado: “Construyendo responsablemente”. Este documento es un testimonio del esfuerzo que han puesto las empresas para poner a prueba su capacidad de replantearse sus operaciones cotidianas, obteniendo resultados positivos en la implementación y sostenibilidad de una estrategia de RSE.

Las prácticas de RSE dentro de las pymes, que han participado y ganado licitaciones del FOVIAL, dio como resultado que en noviembre de 2006 FUNDEMAS y la entidad gubernamental firmarán un convenio de colaboración interinstitucional para fomentar estas prácticas dentro del sector responsable de la conservación vial.

Las pymes que dieron continuidad la consultoría se capacitaron en las áreas de gobernabilidad, público interno, mercadeo responsable, medio ambiente, comunidad, proveedores y política pública.

El FOVIAL se convirtió así en la primera institución gubernamental pionera en implementar un programa de RSE con sus proveedores, en el que destacan las pymes participaron en la consultoría de RSE. El hecho cobra significado, ya que FOVIAL es una institución que subcontrata o terceriza el 99% de sus actividades.

Además, como un valor agregado a la consultoría, estas empresas salvadoreñas también completaron los indicadores sobre RSE de FUNDEMAS.

La planificación de la consultoría es parte de un convenio que FUNDEMAS suscribió con organismos internacionales para apoyar la responsabilidad social, y se aplica en otros países como Chile, Brasil y Perú.
Fuente: La Prensa Gráfica

Nota: El texto citado en el presente blog, fue extraído de un Medio de Comunicación de libre acceso en Chile y NO REPRESENTA necesariamente la opinión de Amnistía Internacional.

martes, 22 de enero de 2008

Firmas socialmente responsables

Las compañías no sólo deben trabajar para ofrecer productos de la mejor calidad, con un precio razonable en el mercado, también deben preocuparse por sus trabajadores y sus familias, así como por la sociedad y el ambiente

Existen muchas definiciones de lo que significa el término de responsabilidad social empresarial (RSE), pero para Felipe González y González, presidente del Centro de Estudios para la Gobernabilidad Institucional (CEGI) y profesor del Área de Entorno Político y Social del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE) la RSE está en todo lo que hacen las compañías.


La RSE se da en dos sentidos: las empresas deben trabajar para ofrecer productos de la mejor calidad, con el precio más bajo para el mercado y, por otro lado, preocuparse por sus trabajadores y luego por la sociedad.


Como ejemplo menciona a los medios de comunicación, que para él tienen una responsabilidad social semejante a la de los profesores, de informar a un mayor número de personas y contribuir a elevar el nivel cultural e intelectual de los ciudadanos de un país.


Los medios tienen la capacidad de promover ideas y personas, lo que trae como consecuencia una aceptación o no en la sociedad.


En muchos sentidos son espejo de esa sociedad, aunque hay a quienes no les gusta verse reflejados y quisieran ponerlo todo de una forma agradable.


En el caso del programa de televisión Big Brother, el académico dice que este “dio carta de naturalidad a ciertas expresiones” que hoy escuchamos en boca de los jóvenes y mostró valores y “antivalores” de la sociedad mexicana.


“En nuestra sociedad estamos orientando a la gente a que tiene que ser popular, caer bien, tener fans en tu sector, en tu nivel y procurar siempre tener dinero. (...) Se habla de lo que se hace en los medios, pero... ¿estamos siguiendo modelos educativos diferentes?, ¿le estamos pidiendo a nuestros hijos conductas diferentes?, ¿están trabajando las empresas con conductas diferentes?”
El especialista en temas de gobernabilidad, sustentabilidad, desarrollo de modelos y responsabilidad social, señala la importancia de que las empresas, universidades y medios de comunicación se preocupen más por sus trabajadores.


“A veces ni siquiera reconocemos que tenemos la obligación como directores de una organización de orientar el proceso para que la gente se desarrolle, pero esa es la primera contribución que tenemos que hacer, no solamente vender productos, eso una parte. Si la persona se desarrolla en el trabajo que hace, es una mejor persona y va a ser mejor padre de familia, ciudadano, esa es la mejor contribución que nosotros hacemos a la sociedad”, destaca.


¿Qué no es RSE?


Desde el punto de vista de González, La RSE no es un asunto sólo para que los demás nos vean, o presumir a los cuatro vientos.

El experto manifiesta que en ocasiones las empresas hacen cosas que disfrazan como RSE, por ejemplo: que una empresa de un cheque para pintar escuelas rurales y lo publicita diciendo que está ayudando a los niños de escasos recursos, pero resulta que internamente los empleados no tienen voz, ni voto, es decir, hay incongruencia con lo que sucede al interior.

“La RSE no es dar un cheque para obras de caridad, la RSE se aquilata cuando tú en tu organización orientas la producción, el proceso interno de trabajo hacia el cumplimiento de los fines del ser humano”.

Otro es el caso de la publicidad, donde el público tiene derecho a saber cuando se trata de un anuncio o se le da una información relevante.

Según el entrevistado, si se descubre una nueva vacuna por una empresa privada, entonces es información relevante que el medio de comunicación debe dar a conocer; cosa distinta es mostrar un “reportaje” que dice que se descubrió una nueva sustancia para volverse más joven que está “contenida en unas cápsulas”, porque eso confunde al público. A nivel personal, comenta lo que le pasó a un conocido: un empresario que tuvo que vender su empresa porque no le alcanzaba para pagar las prestaciones que debía a sus trabajadores, el hecho es que ésta persona era inmensamente rica, mientras que su negocio se volvía cada vez más pobre.

El argumento del empresario era que la apertura “se comió a su negocio”, pero esto no hubiera sucedido si hubiera pensado más en sus colaboradores, pagando lo que les correspondía, invirtiendo en tecnología y en el desarrollo de su personal.

Advierte que hay muchas empresas y empresarios que aún no lo entienden, y puede ser que les vaya bien en el corto plazo, pero con el tiempo perderán posición frente a los distintos públicos a los que se dirigen (clientes, proveedores, entre otros).

Es necesario entonces cambiar la ideología, el que los trabajadores ganen más no es algo que resulte antagónico a los patrones porque González apunta que solamente una sociedad en la que la gente gana más puede consumir más, “es la cooperación la que genera riqueza y no la maximización del interés individual en donde lo que yo gano es lo que el otro pierde, le estoy quitando al otro para quedármelo y entonces hay más gente en pobreza”.

Felipe González y González pone énfasis en la comunicación y sugiere que cada área debe entender cómo contribuye al bien de la organización y de la sociedad en general.



Fuente: Aída Ulloa de "El Universal de México".

Importante: el material publicado en este blog ha sido tomado de medios de prensa de libre circulación en Chile, cuyo crédito se menciona en el despacho. Su contenido no representa la postura de Amnistía Internacional.

lunes, 21 de enero de 2008

Empresas y derechos humanos


La globalización ha cambiado significativamente el mundo en el que vivimos, presentando nuevos y complejos desafíos para la protección de los derechos humanos.Los agentes económicos, especialmente las empresas que operan a través de fronteras nacionales (empresas transnacionales), han ganado un poder y una influencia sin precedentes en la economía mundial.Esto no siempre ha beneficiado a las sociedades en las que operan.La investigación ha puesto de manifiesto el negativo impacto que las empresas pueden tener en los derechos humanos de las personas y comunidades afectadas por sus operaciones.El daño que causan las empresas procede unas veces de los abusos directos contra los derechos humanos que cometen y otras de su connivencia con personas que violan los derechos humanos. Pese a la existencia de este potencial para causar un daño importante, apenas hay mecanismos efectivos nacionales o internacionales para impedir los abusos contra los derechos humanos cometidos por las empresas o para hacer que dichas empresas rindan cuentas de sus actos.A consecuencia de ello, las personas afectadas por las operaciones de estas empresas –personas, en muchos casos, ya marginadas y vulnerables– se ven desvalidas, sin la protección a la que tienen derecho, o sin un acceso significativo a la justicia.


Normas mundiales sobre empresas y derechos humanos


Los gobiernos tienen la obligación fundamental de garantizar el disfrute universal de los derechos humanos, y eso incluye la obligación de proteger a todas las personas frente a las acciones perniciosas de otras partes, incluidas las empresas.Sin embargo, los gobiernos a menudo optan por no regular el impacto de las empresas sobre los derechos humanos ni garantizar el acceso a la justicia de las víctimas de abusos contra los derechos humanos en los que hay empresas implicadas.Hasta ahora, la asunción de responsabilidades en materia de derechos humanos por parte de la mayoría de las empresas se ha basado en códigos e iniciativas voluntarios. Aunque algunas iniciativas voluntarias son importantes, los actos voluntarios nunca podrán sustituir unas normas mundiales sobre empresas y derechos humanos.Las normas mundiales deben abordar las responsabilidades en materia de derechos humanos tanto de Estados como de empresas. Como requisito mínimo, todas las empresas deben respetar todos los derechos humanos, independientemente del sector, el país o el contexto en el que operen.


¿Qué está haciendo Amnistía Internacional?


El trabajo de Amnistía Internacional sobre los agentes económicos, incluidas las empresas transnacionales y las organizaciones financieras internacionales, se ha diseñado teniendo en cuenta el poder y la influencia que estos agentes ejercen sobre los Estados y sobre las instituciones internacionales, y el impacto que tienen sobre los derechos humanos.A través de la investigación y el análisis, Amnistía Internacional quiere poner de manifiesto los abusos contra los derechos humanos en los que están implicadas empresas y de qué manera los gobiernos eluden su deber de prevenir estos abusos o hacer que las empresas rindan cuentas cuando se producen.La organización está haciendo campaña en favor de unas normas mundiales sobre empresas y derechos humanos y de unos marcos jurídicos más estrictos tanto nacionales como internacionales para que las empresas rindan cuentas del impacto que tienen sobre los derechos humanos.Amnistía Internacional pide a las empresas que promuevan el respeto por los derechos humanos mediante vías tales como:


el uso de su influencia para apoyar los derechos humanos;


la inclusión de un compromiso específico en materia de derechos humanos en sus declaraciones de principios empresariales y códigos de conducta;


la elaboración de políticas explícitas en materia de derechos humanos y el ofrecimiento de garantías de que dichas políticas están integradas y son vigiladas y auditadas en todas sus operaciones y más allá de fronteras;


el establecimiento de los sistemas de gestión interna necesarios para garantizar que se aplican las políticas en materia de derechos humanos.

Amnistía Internacional pide además a las empresas que hagan del respeto de los derechos humanos un componente integrante de sus operaciones empresariales, incluso en sus tratos con otras empresas, socios, asociados, filiales, proveedores y autoridades gubernamentales.El lugar central de la preocupación de Amnistía Internacional lo ocupan las personas cuyos derechos humanos pueden verse amenazados por la acción o la inacción de los agentes económicos.La organización lucha por aportar su voz al debate, con la esperanza de que se busquen soluciones significativas y duraderas firmemente arraigadas en la experiencia real de quienes sufren abusos contra los derechos humanos cometidos por empresas.


¿Por qué trabaja Amnistía Internacional sobre este tema?


Más de 7.000 personas murieron por una fuga de gas tóxico de una planta química de Union Carbide en Bhopal, India, en 1984, y otras 15.000 murieron en los años siguientes. Unas 100.000 personas siguen sufriendo enfermedades crónicas y debilitantes causadas por la fuga de gas. Las reservas de material tóxico quedaron en la fábrica abandonada, y ni la empresa ni el gobierno indio, hasta el día de hoy, han limpiado el lugar para impedir más contaminación.Pese al devastador impacto que ha tenido sobre la vida de la gente, nadie ha rendido cuentas de la fuga de gas ni de la contaminación que provocó.La ausencia de sistemas efectivos de regulación y rendición de cuentas ha hecho que los procesos judiciales se alarguen y que las empresas y sus dirigentes sigan eludiendo la responsabilidad por los miles de muertes, los problemas de salud generalizados y los daños, que aún perduran, a los medios de sustento.Sin opciones nacionales o supranacionales efectivas, más de dos decenios después quienes sobrevivieron a Bhopal siguen esperando a que se haga realmente justicia.A menos que se establezca, tanto en el ámbito nacional como en el transfronterizo, una normativa efectiva sobre el impacto de las empresas en los derechos humanos, y que se ponga en pie un sistema que garantice la rendición de cuentas por los abusos contra los derechos humanos y permita a las víctimas un acceso efectivo a la justicia, las graves injusticias contempladas en Bhopal y en otros lugares seguirán ocurriendo.
Datos clave

La Declaración Universal de Derechos Humanos pide a todas las personas y a todos los órganos de la sociedad –incluidas las empresas– que protejan y promuevan los derechos humanos.
En agosto de 2003, la Subcomisión de las Naciones Unidas para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos aprobó las Normas de la ONU sobre las Responsabilidades de las Empresas Transnacionales y Otras Empresas Comerciales en la Esfera de los Derechos Humanos (conocidas también como las Normas de la ONU). Se trata del conjunto de normas más autorizado y exhaustivo elaborado hasta la fecha sobre empresas y derechos humanos.
En agosto de 2005, el secretario general de la ONU nombró al profesor John Ruggie representante especial sobre la cuestión de los derechos humanos y las empresas transnacionales y otras empresas comerciales.